
Las fiestas navideñas suelen venir acompañadas de reuniones, dulces típicos y cambios en nuestras rutinas.
Quiero ayudarte a vivir estas fechas sin culpa, sin ansiedad y sin sabotear tus objetivos. Aquí tienes una guía práctica con trucos útiles para que disfrutes mientras cuidas tu salud física y emocional.
Muchos pacientes llegan a enero sintiendo que han retrocedido porque en diciembre se dicen frases como “ya total, me da igual”. Cambia ese enfoque: un día o una comida diferente no define tu proceso. Mantén hábitos saludables en el resto del día y verás que el impacto es mínimo. No intentes hacer compensaciones posteriores ni previas. Esos días están para disfrutar en familia.
Antes de una cena abundante, toma:
Llegar con menos hambre evita que comas de forma impulsiva.
En comidas navideñas, suele haber de todo: carnes, salsas, entrantes… Intenta que el 50% de tu ración esté compuesta por verduras, ya sea en forma de ensalada, crema o salteado. Esto aporta saciedad y equilibra el menú sin renunciar a los platos que te gustan.
Si consumes alcohol:
La planificación reduce el consumo sin que sientas que te estás restringiendo
No hace falta tener bandejas de turrones disponibles todo el mes. Colócalos solo en ocasiones especiales; fuera de la vista, disminuye el picoteo automático.
La culpa es peor que cualquier polvorón. Si comes más de lo previsto, evita frases negativas y céntrate en tu capacidad de decisión para la siguiente comida. Mantener la calma emocional ayuda a prevenir atracones y a sostener tus hábitos a largo plazo.
No necesitas rutinas largas ni exigentes. Basta con:
El movimiento regula el estrés, mejora la digestión y te ayuda a mantener tu motivación.
Las fiestas pueden generar cansancio, estrés por reuniones familiares o exceso de responsabilidades. Reserva espacios para ti: un baño relajante, leer, meditar o simplemente desconectar unos minutos.
Beber agua de forma regular reduce la retención de líquidos, mejora la digestión y disminuye el deseo de picotear.
La Navidad también es tradición, cultura, familia y placer. El objetivo no es prohibirte, sino que puedas disfrutar sin perder tu bienestar ni tus avances. Recuerda: lo importante es lo que haces la mayoría del tiempo, no unas pocas comidas especiales.
Si aplicas estos consejos, llegarás a enero sin la sensación de “tener que empezar de cero” y con la tranquilidad de haber disfrutado cuidándote.
¡Felices fiestas y gracias por confiar en mí para acompañarte en tu proceso de salud!